Imaginate que vas distraída por la calle y de golpe levantás la vista y ves a alguien que te sonríe y que se va. Esa noche, si llamás a tu mejor amiga, no le vas a decir: “Hoy iba caminando por la calle y un chico con los ojos mas lindos del mundo me sonrió”. Pero seguramente antes de dormir lo recordás y otra vez te roba una sonrisa. Eso es un amor a primera vista.
Como bien lo expresa Baudelaire, el amor a última vista es un amor de ciudad. Es el amor en medio de la multitud. Es el flechazo. El relámpago de ver a alguien entre la gente y sentir “eso” que segundos después se va a ir así como llegó. A veces es sólo una mirada. Como cuando vas caminando por la calle y chocás la vista con el repartidor o el chico de un auto. Son minutos. Se sabe de antemano que no va a haber intercambio de ningún tipo. Que sólo se tratará de eso. Así de pasajero. Una experiencia perceptual.
Hace varios viernes atras fui a una fiesta con amigas de la facu. Una fiesta muy tap en Nuñez, con buena música, gente copada, y si bien, algunos se fueron a eso de las 5, clara me pidió por favor que nos quedemos más tiempo porque había alguien que le gustaba mucho. Y bueno, yo, que estaba re cansada pero que soy buena amiga, accedí. Pero qué aburrida que estaba. La verdad que tenía ganas de irme de la fiesta y llegar a mi casita, a mi camita, a mi almohada preferida.Pero algo inesperado cambió mi humor.Me senté en un sillón super cómodo y me fui quedando dormida mientras clara revoloteaba por ahí en conquista de su galán. Al rato un chico que estaba en el otro sillón me toca el hombro y me dice:
El:
Che… se te corrieron las medias.
Fatima (desganada):
Ah, si. La chica que está ahí me quemó con su cigarrillo sin querer.
El:
Uuu, qué lástima. (Se da vuelta).
Fatima (Que se despertó súbitamente al mirarlo bien):
Pero... ¿queda muy mal? (mostrándole sutilmente la rodilla derecha )
El :
No, te queda bastante bien.
Fatima:
Pero sabés qué. Vos estás peor. Se te rompieron las botamangas de los pantalones.
El:
Uy, no me di cuenta. ¿Me queda muy mal?
Fátima:
No. A vos te queda bastante bien.
(Risas de los dos)
Fátima:
Decime la verdad.
El:
A ver. ¿qué?
Fátima:
Te rompiste las botamangas a propósito. Para tener onda.
El:
Sí. Fue un trabajo duro. Me re costó.
Fátima:
O fuiste al shopping y le dijiste a la vendedora – “Dame los pantalones más rotos que tengas. Los quiero ya.”
El:
Me descubriste. Soy una víctima más de la moda.
Fátima:
Me lo imaginaba.
(Risas de los dos)
En ese momento viene clara a buscarme y tuvimos que emprender el regreso con el auto de su nuevo galán.
De todos mis amores a primera vista, que fueron cientos, este fue con el que más hablé.